Siempre he encontrado cierto encanto en los miles de pueblecitos que se dispersan por la geografía española, y más aún si se trata de lugares tan encantadores como Pedraza, una antigua villa situada en la provincia de Segovia y a tan solo 37 Km de dicha ciudad. Por su única puerta se entra a un escenario medieval rehabilitado con tanta fidelidad y cariño que recibió en 1996 un diploma de la fundación internacional Europa Nostra que reconocía ese gran trabajo de reconstrucción.

Hace tiempo tuvimos la suerte de saber que cada año se celebra en este lugar un festival de poca antigüedad pero gran atractivo denominado La Noche de las Velas de Pedraza.

Éste festival anual consiste en que los dos primeros sábados del mes de Julio, se puede disfrutar de un concierto de música clásica en la Plaza Mayor. Dicho concierto viene acompañado por una increíble puesta en escena, ya que el pueblo entero se ilumina únicamente con la ayuda de miles de velas. Todo el mundo forma parte de ello, los jardines privados se convierten en escenarios de cuentos de hadas en los que vibran cientos de pequeñas luces, los balcones de cada casa se llenan de velas que conforman las figuras más diversas, el castillo queda rodeado de velas transportándonos a una época donde la electricidad no tiene lugar.  Y si el visitante se toma el tiempo para llegar bastante tiempo antes, cuando todavía es de día, tiene la oportunidad de encender él mismo tantas velas como encuentre en su camino.

Por su parte el concierto tiene lugar en la Plaza principal de Pedraza cuando ya ha anochecido, lo que proporciona el ambiente propicio para recrearse en la fantástica música a la vez que en la tenue y mágica iluminación.

El pase de diapositivas requiere JavaScript.

Realmente merece la pena, y no hay que olvidar que Pedraza se encuentra en una zona de España donde la gastronomía rinde homenaje tanto a cochinillo como a cordero asado, no puedo más que recomendar el Restaurante Reberte, sitio que nos encontramos por casualidad y dónde pudimos disfrutar de unos platos tan ricos; ¿qué  mejor que tener una buena cena antes de disfrutar de un concierto que puede oirse, no solo desde la Plaza Mayor, sino desde todas las calles que la circundan?