Desierto de la Tatacoa

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Situado en el departamento de Huila, a no muchos Kilómetros de Neiva, se encuentra la segunda zona más árida (en extensión) de Colombia, el desierto de la Tatacoa.

Este lugar es casi tan famoso por sus paisajes como por ser centro de reunión para astrónomos y aficionados a este mundillo. Es por ello que el momento ideal para visitar esta zona es durante una de las fiestas de estrellas que allí se celebran. No sólo se hacen muchas rutas con guía a las zonas más conocidas del desierto, sino que se organizan actividades relacionadas con la astronomía en las que todo el mundo puede participar por un precio no demasiado alto. Recibir una amena explicación sobre las constelaciones y ver Saturno en un telescopio es, seguramente, algo que no habría hecho de no encontrarme por sorpresa con este evento.

El alojamiento en el desierto es siempre una buena opción pero, al igual que comentaba sobre la Guajira, no es algo apto para los más sibaritas. El tipo de hospedaje suele reducirse a zonas para acampar o cabañas con las comodidades justas, en el mejor de los casos, con una piscina en el humilde complejo. Es, sin embargo, la forma ideal de disfrutar de la Tatacoa en toda su esencia, así como del ambiente familiar. Lo mejor de todo es que no es necesario reservar ya que siempre hay sitio en alguno de los hospedajes, además, el precio generalmente es negociable si uno no reserva antes. Estos hospedajes además, son las únicas edificaciones que existen en esta parte del desierto, lo que da una fantástica sensación de tranquilidad y lejanía del bullicio de las metrópolis.

Hay que mencionar que comer en la Tatacoa puede aburrir a más de uno, ya que la variedad es más bien escasa, como sucede en los lugares pequeños o apartados, el cabrito es uno de los platos típicos, pero yo no logré en tres días comer uno tierno. Por tanto, para los más exigentes, tanto en alojamiento como en alimentación, lo ideal es hospedarse en Villavieja y acercarse cada día al desierto, ya que no se encuentra nada lejos. Los más aventureros sin embargo no deben dudarlo, el atardecer y la noche en el desierto no tienen precio.

Cuando se busca en internet sobre el desierto, son siempre las mismas imágenes las que aparecen una y otra vez esto se debe a que el desierto consta de tres zonas principales de visita, a poca distancia entre ellas y de superficie no demasiado amplia. Ello hace que prácticamente en un día sea posible recorrer todos los puntos de interés: El Laberinto de Cuzco, con sus arenas rojas y cuarteadas, Los Hoyos y su reconocible Valle de los Fantasmas, y por último, las Ventanas, una zona menos llamativa para mi gusto, donde las formaciones rocosas imitan (según sus habitantes) figuras tan simpáticas como una tortuga, un camello o un perro.

Personalmente disfruté mucho con la gran cantidad de cernícalo americano que vimos por la zona, además de alguna otra especie de ave. Eso sin desprestigiar al simpático loro (doméstico) que vivía en las cabañas donde me alojé y que alguna mañana actuaba de despertador con los más variados sonidos que había aprendido de dueños y visitantes.

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Un lugar totalmente recomendable para cualquiera que se proponga hacer una visita por los paisajes más bellos de Colombia. Y si además eres deportista, únicamente tienes que buscar las fechas de las maratones que se celebran anualmente y aprovechar para hacer ejercicio.

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